Por Verónica Meza y Jonathan Vargas
Con la reunión de trabajo como antecedente para nuestra compresión de la problemática, las cualidades biológicas y las necesidades sociales de desarrollo local, durante el segundo día hicimos un recorrido por las reservas naturales.
En este capítulo de la reunión no podíamos perder la oportunidad de pisar y recorrer la tierra que tanto queremos y por la que luchamos día a día por conservar, para algunos, una sorpresa al ser visitada por primera vez, pero para otros que tenemos la dicha de trabajar continuamente en este paraíso, no fue menos el encanto que tuvimos en nuestro recorrido.
Nuestro día no pudo haber comenzado mejor, desde muy temprano iniciamos con un rico desayuno preparado por el propietario del hotel donde nos hospedamos, el cálido Old Mild.
Para este momento todos estábamos ansiosos y muy emocionados por iniciar el recorrido, que si bien era parte de una agenda de trabajo, fue diseñado especialmente para resaltar el valor ecoturístico de la bahía y campo volcánico, para que todos viviéramos la magia del lugar que habla por sí sola, pero sin dejar de lado la problemática y necesidades de manejo y conservación que existen en el sitio.
SIEMPRE UNA AVENTURA
Una vez que iniciamos nuestra aventura, la primera parada del recorrido fue en el mirador del humedal Chapala, mismo que se ha vuelto un punto estratégico en los tours de interpretación de naturaleza, y no sólo por la imponente belleza paisajística que invita de inmediato a explorarlo y llevarte una foto de recuerdo de sus canales y ciénegas, sino también por la importancia y el impacto positivo que ha tenido en la sociedad.
Este impacto ha sido gracias al trabajo que hemos venido realizando con las comunidades, ya que ellos mismos fueron quienes diseñaron y participaron en la construcción del sendero y estación interpretativa gracias al Programa de Empleo Temporal (PET), y que a su vez, lo han ido apropiando como algo suyo, y con justa razón, ya que es resultado de su esfuerzo y para su comunidad.
Después de visitar el humedal Chapala nuestra siguiente parada fue en los campos agrícolas, donde conocimos la otra cara de la bahía, quizá la parte que menos nos gusta, pero que era fundamental mostrarla.
Aquí nos dimos unos minutos para observar y reflexionar sobre el impacto que representa la producción agrícola sin planificación en el Valle de San Quintín, que si bien representa un gran aporte económico a la región, representan también un daño ambiental muy importante. En este momento de reflexión, algunos flaqueamos por instantes y nos cuestionamos si nuestra labor tiene el peso necesario, pues los millones de pesos que se generan terminan en manos de unos cuantos, pero los daños al ecosistema afectan a todos por igual.
Después de ese momento de reflexión, nos dirigimos hacia la Reserva Natural Monte Ceniza, donde nuestro amigo Jorge Miros y el Dr. Miguel Téllez de UABC nos platicaron sobre la historia y el proceso de surgimiento del Campo Volcánico San Quintín con la que todos quedamos fascinados.
Estando en este sitio no podíamos perder la oportunidad de realizar el ascenso hacia la cima del volcán Monte Ceniza, una caminata bastante agradable que al llegar a nuestro objetivo en lo más alto del volcán nos regala una de las más impresionantes vistas de 360° de la bahía de San Quintín donde hasta los que tienen más tiempo tienen visitando este lugar, se llevaron una sorpresa por la belleza escénica que este lugar nos brinda.
Eduardo Borbolla de CONANP dijo “Es más grande de lo que imaginaba”, siendo que él ha recorrido toda la bahía en el pasado, sin duda un lugar magnífico donde no pudo faltar la foto del recuerdo.
Después de ver este sitio y haber tomado un pequeño descanso con un refrigerio, visitamos otro precioso lugar dentro del campo volcánico para conocer un espacio en el que Terra Peninsular y la SPA coincidimos en la gestión para el destino de conservación como Área Natural Protegida Estatal del sitio importante dentro del polígono RAMSAR.
Gracias a que tuvimos la fortuna de que nos acompañara la Dra. Sula Vanderplank, especialista en la flora de Baja California, pudimos observar una gran variedad de especies endémicas y nativas propias de la región como las hermosas siempre vivas (Dudleya anthonyi, D. cultrata y D. attenuata), cactáceas como las biznagas (Ferocactus sp.), y choyas (Cylindropuntia sp.). La Dra. Vanderplank también nos mostró la manera en que especies exóticas como el hielito (Mesembryanthemum crystallinum) han colonizado gran parte de la bahía desplazando a las plantas nativas.
Al continuar con nuestro recorrido pasamos por la playa arenosa de la comunidad de La Chorera donde sin detenernos, observamos como la extracción de la piedra bola de manera ilegal, afectó la duna arenosa y hogar de la asombrosa lagartija sin patas (Aniella geronimensis), especie endémica de Baja California; pero lo alarmante es que actualmente la duna continúa erosionándose por los efectos del oleaje.
La UABC en su gran trayectoria de investigación, cuenta con estudios que respaldan los planes de restauración de las dunas que se están elaborando para el área, como bien lo hizo saber el investigador Rigoberto Guardado.
CON TODOS LOS SENTIDOS: PUNTA MAZO
Al final de nuestro recorrido nos dirigimos a El Refugio de la Reserva Natural Punta Mazo donde teníamos preparada una sorpresa que consistía en una rica comida preparada por nuestras amigas Agustina y Olga quienes viven en la comunidad de La Chorera.
Recapitulando los acuerdos generados durante la reunión de trabajo, cerramos ese gran día disfrutando de una rica cena a la luz de la fogata, escuchando el sonido de las olas y acampando con espectacular vista al océano Pacífico desde el impresionante Área Destinada Voluntariamente a la Conservación: Reserva Natural Punta Mazo.