Por Verónica Meza y Antonieta Valenzuela

La salida de campo de Terra Peninsular a mediados de enero se enfocó en la Reserva Natural Punta Mazo, una barra arenosa de aproximadamente 8 kilómetros que se encuentra en la bahía de San Quintín y que es un área natural protegida y manejada por Terra Peninsular.

Durante la excursión, el equipo de Conservación hizo una caminata para explorar de extremo a extremo la Reserva Natural Punta Mazo, probando nuevos formatos de campo y equipo de monitoreo que ayudarán a conocer y tener mayor información de la reserva.

Tras una caminata de cerca de 1.3 kilómetros por terreno escabroso a las faldas del volcán sudoeste, una parte difícil de recorrer a causa de las rocas volcánicas que solamente permiten el paso a pie, el equipo de Conservación no pudo perder la oportunidad de subir el volcán Sudoeste, de 90 metros de altura.

Sobre el volcán tomaron un descanso que coincidió con la hora de la comida: un poco de fruta, agua y carne seca, mientras observaban desde lo alto el impresionante paisaje en 360° de la reserva natural Punta Mazo, el humedal del Arco y el poblado de La Chorera, la isla San Martín, la Bahía Falsa, los volcanes Pescador, Picacho Vizcaíno y Kenton en casi toda su extensión.

Después del trayecto a pie, caminar entre piedras volcánicas y subir el volcán Sudoeste, los víveres que serían suficientes para los días de la salida de campo no pudieron saciar el hambre voraz de esa tarde. “Pocos tienen la dicha de comer con tan extraordinaria vista, sobre un  volcán extinto”, compartió Verónica del equipo de Conservación.

Más tarde, desde el límite de la Reserva Natural Punta Mazo caminaron hacia la punta de la barra arenosa, en donde se encuentra la estación interpretativa La Ola y que sirve como un punto de observación para los visitantes.

En el área se hicieron diferentes pruebas utilizando la cámara trampa, así como monitoreo de concurrencia de personas, se ubicaron mediante tracking los puntos estratégicos a lo largo de toda la reserva en donde se colocarán señalamientos para promover el cuidado de ese espacio natural. En unos meses más se comenzarán a delimitar los caminos principales y las zonas exclusivas para protección.

Al día siguiente, domingo, el equipo regresó a la estación interpretativa La Ola, y ahí se toparon con el grupo Senderismo San Quintín, un colectivo de senderistas organizado por maestros retirados que recorrían la zona celebrando su caminata semanal número 60.

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Los integrantes del Departamento de Conservación aprovecharon para presentarse y dieron a conocer a los senderistas que el lugar en donde estaban es una área natural protegida manejada por Terra Peninsular y potegida por ser el hábitat de especies endémicas, así como aves migratorias y residentes. Además, la estación interpretativa La Ola se construyó para que los visitantes conozcan las características únicas de dicha área natural.

Pocas personas saben que la Reserva Natural Punta Mazo es un área destinada voluntariamente a la conservación (ADVC) y el acceso caminando está permitido. Las personas que visitan la reserva pueden recorrer el área con respeto y responsabilidad, es relevante recordar la importancia de cuidar la naturaleza, así como llevarse consigo la basura que generen, respetar los señalamientos, utilizar los caminos marcados y no remover ninguna especie de flora o fauna. Recuerda compartir tu experiencia a través de nuestras redes sociales utilizando #LaOlaSQ.

La reserva es muy grande, 832 hectáreas, recorrerla en vehículo o a pie lleva tiempo, así que para llegar a sitios de difícil acceso, el equipo se trasladó en bote para viajar y verificar que todo está bien en la parte Este de la barra arenosa, en dónde sí se pudo hacer un recorrido a pie y aprovecharon para recoger una buena cantidad de basura acumulada por efecto del viento.

A pie, en vehículo o bote, también resultó interesante para el equipo el recorrido en los humedales de la bahía de San Quintín, algunos de ellos protegidos por Terra Peninsular y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) al ser Acuerdos de Destino.

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La oportunidad de acompañar al Dr. Eduardo Palacios y su equipo en el monitoreo de aves fue una de las experiencias más gratificantes del día para los integrantes del Departamento de Conservación, ya que pusieron en práctica lecciones antiguas y reaprendieron a diferenciar algunas especies de aves que se encuentran en la bahía, cuyas poblaciones en San Quintín son de gran importancia para la conservación a nivel mundial, tal como el chorlito nevado (Charadrius nivosus).

El Dr. Eduardo Palacios es investigador de CICESE La Paz así como investigador asociado de Terra Peninsular. Además de trabajar en la bahía de San Quintín y Laguna Figueroa, cada año realiza monitoreo de aves también en varios sitios de la península de Baja California y el noroeste de México. A mediados de enero, él y su equipo estuvieron trabajando en Ensenada, Punta Banda y La Lagunita de El Ciprés, y planeaban después de pasar por San Quintín, y también trabajar en Guerrero Negro, Laguna San Ignacio y Bahía Magdalena, B.C.S.

El Dr. Palacios y su equipo compartieron que durante su estancia que San Quintín este año, el número de aves no fue el esperado, ya que se registró un conteo bajo en comparación con años anteriores; también se detectaron menos brantas negras, un ave migratoria que viaja desde Alaska para pasar el invierno en México.

Tras la salida de campo de mediados de enero, el equipo de Conservación reunió información relevante que servirá para preparar planes a futuro afines a las necesidades actuales de la reserva; asimismo, se le dará continuidad a otros proyectos que garantizarán la conservación de la Reserva Natural Punta Mazo y sus alrededores.

En esta salida de campo participaron: Verónica Meza, Coordinadora de Protección de Hábitats; Gabriela Valle, Coordinadora de Manejo Adaptativo de Hábitats; Jorge Andrade, Coordinador de Concientización y Participación Social; y el Oficial de Campo y Operaciones, Enrique Alfaro.